Educación y participación pública en una sociedad ecológica

Introducción

Los problemas ambientales que se suscitan en las sociedades contemporáneas se desarrollan a raíz de un conglomerado de elementos. Tales como elementos económicos, sociales y políticos, entre otros. Es por esto que Mayerfeld Bell menciona en su libro An Invitation to Environmental Sociology que los problemas ambientales son problemas sociales; son problemas que las sociedades por sus patrones de conducta, actitudes,  percepciones y procesos de organización social ocasionan o fomentan (Mayerfeld Bell 2012a).  Es decir, que la relación del ser humano y el amiente natural esta mutuamente atado y que el comportamiento humano tiene un efecto directo en el medio ambiente natural. En general, muchos de los problemas ambientales que se presentan hoy en día, tales como, la contaminación del suelo y el agua, y la desforestación, entre otros, son propiciado por los patrones de desarrollo que se han implantado en los pasados treinta años. Un ejemplo de esto es el desarrollo desparramado el cual ha causado una  serie de problemáticas ambientales como lo es la fragmentación.

Debido a que las problemáticas ambientales son percibidas y fomentadas por las poblaciones humanas, es preciso incorporar en las soluciones a dichos problemas a las comunidades, es decir la participación pública.  Mayerfeld Bell menciona que para estudiar y entender los problemas ambientales y sus procesos es necesario estudiar a las comunidades e incluir a estas en el proceso de investigación y de acción (Mayerfeld Bell 2012a).  Este concepto es repetido por Ivannia Ayales en su guía metodológica para la acción comunitaria en la cual mención que:

“Con la participación activa de los integrantes de las comunidades, en el proceso de planificación del desarrollo, de manera conjunta entre autoridades, población en general y académicos, se puede lograr el diseño de una estrategia para promover el desarrollo local que comprenda tres componentes: El ambiental, el socioeconómico y el de participación y gestión social, definiendo categorías, variables e indicadores que sean entendibles por los propios actores sociales, ya que ellos son los que les darán el seguimiento y evaluarán los proyectos aprobados en sus planes de desarrollo” (Ayales, 1991).

En esta cita se puede observar la relevancia de incorporar la participación pública en los procesos de la búsqueda de soluciones ante los problemas ambientales. En especial si se concibe que los problemas ambientales son producto y consecuencia de las dinámicas sociales.

El presente escrito surge como una como una reflexión sobre lo estipulado por Michael Mayerfeld Bell en su libro An Invitation to Environmental Sociology. En especial interés a los capítulos: Núm. 1 Environmental Problem and Society, Núm. 10 Mobilizing the Ecological Society y el Núm. 11 Governing the Ecological Society.  A continuación se presentan algunos de los conceptos discutidos y extraídos de la lectura del mencionado escrito.

La importancia de la educación para lograr una sociedad ecológica

Mantener y fomentar la relación entre la comunidad y el medio ambiente es un asunto de primera instancia para lograr una movilización de una sociedad ecológica (Mayerfeld Bell 2012b).  Mayerfeld Bell habla que para poder alcanzar una sociedad ecológica y para desarrollar la tan necesaria conexión entre el ser humano y el ambiente natural es necesario utilizar una serie de estrategias y métodos. En especial  el autor menciona a la educación como uno de los métodos principales. La educación ambiental como estrategia para adquirir nuevo conocimiento a la cual define como:

“is a learning process that increases people’s knowledge and awareness about the environment and associated challenges, develops necessary skills and expertise to address the challenges, and foster attitudes, motivations, and commitments to make informed decisions and take responsible action”.

 Aunque se le da gran importancia a la educación Mayerfeld Bell menciona que a pesar de todos los esfuerzos y programas educativos que se han implantado los problemas ambientales continúan.  Existen varias razones por las que los problemas ambientales no han aminorado con la educación.  Una de estas razones podría ser que las comunidades no han podido poner en prácticas las conductas y actitudes adquiridas. A esto el autor menciona que debido a los patrones de la economía, la tecnología y el ambiente construido que se viven en la actualidad se hace difícil que las personas puedan desarrollar y practicar conductas más sustentables (Mayerfeld Bell 2012b). Es decir, que ha una sola persona se le hace difícil modificar sus conductas debido a que el sistema socio-económico promueve conductas que no son beneficiosas para el medio ambiente. Otro de los problemas que se menciona en la lectura es la situación de la aceptación o la confianza entre los educadores y educando, entre la comunidad y el educador o recurso. Quiere decir que cuando la comunidad adopta una actitud de no aceptar el nuevo conocimiento es porque perciben a la persona recurso, la cual facilita el nuevo conocimiento, como una que busca echar culpa a la comunidad sobre las conductas que estos poseen.  Esto ocurre debido a que las comunidades al escuchar que sus conductas no están del todo correctas, y al verse impotentes o que perciben que no pueden hacer mucho para cambiar sus conductas se resisten al nuevo conocimiento que se le está ofreciendo y por lo tanto la transferencia de conocimiento no ocurre efectivamente (Mayerfeld Bell 2012b).

Otro asunto importante en la educación es la estrategia que se utilice como método de enseñanza. Ejemplo de esto es que muchos programas educativos ambientales se pueden enfocar en utilizar estrategias de educación tradicionales o educación bancaria por lo cual la trasferencia de conocimiento no es muy efectiva, debido a que  no se ajusta a las condiciones y necesidades de la comunidad. Como dice Mayerfeld Bell hay que mirar el contexto  situacional de la comunidad y entender el contexto social para desarrollar estrategias educacionales efectivas (Mayerfeld Bell 2012b). También, se menciona que la educación no solo es comunicar hechos, que la educación debe ser vivencial y es un proceso dialectico. Ejemplo de este concepto puede ser la teoría de la pedagogía de la libración promovido por Freire la cual está basada en la confianza, en la de conceptualizar al sujeto como un ser pensante y crítico por lo cual ocurre la concientización y por la cual se adquiere el conocimiento (Mayerfeld Bell 2012b). Es por eso que utilizar buenas estrategias de educación es deseable para que se adquiera nuevo conocimiento y para que en el futuro ese nuevo conocimiento ayude a que las comunidades se movilicen y tomen acción ante los problemas ambientales que les afectan. Utilizar un proceso educativo y de concientización promueve  los primeros pasos para conseguir una sociedad ecológica.

Participación pública en una sociedad ecológica

Para que ocurra la gobernanza y la movilización de una sociedad ecológica es necesario contar con la participación de los sectores involucrados (Mayerfeld Bell 2012c). Los procesos participativos de gobernanza en general  son acciones  institucionales  que cuentan  con  el  apoyo  del  estado  o  gobierno,  los  funcionarios  y  la  ciudadanía,  estos  acuerdos llevados  por  varios  actores  están  destinados  al  mejoramiento  de  los  servicios  y  de  la  gestión administrativa (ROSCM, unidad 1). La participación publica  ayuda a establecer una gestión más  estratégica  ofreciendo  los  elementos  necesarios  para  establecer,  en  forma  colectiva, programas,  proyectos  y  actividades,  que  responda  a  las  necesidades  y  problemas  de  las comunidades  (Castillero  &  Patillo,  2002).  El modelo participativo fomenta  el  aporte  de ideas,  experiencias  y  recursos,  permite  que  las  comunidades  tomen  conciencia  del  problema  y aumenta  la  autoestima  de  los  que  colaboran  en  el  proceso  (Castillero  &  Patillo,  2002).

En general, se considera un proceso participativo cuando  los  miembros  de  un  grupo o  comunidad  se  involucran  en:  a) Identificar  los  problemas  y  necesidades,  b)  discutir  las  acciones  y  actividades  que ayudaran  a  solucionar  sus  problemas,  c)  determinar  quienes  asumirán  las responsabilidades y tareas a ser realizadas, d) implantar las acciones y actividades, e) y analizar los  resultados  obtenidos  con  la  acción  ( Ayales  1991).    Es  decir,  que  la  participación  de  las comunidades se enfoca en  el  desarrollo local y que los integrantes de la comunidad  analicen sus problemáticas y que propagan alternativas de solución (López, Alonso & Maldonado).  Finalmente,  la  participación  puede  llegar  a  ser  una  fuente enorme  de  utilidad  e  innovación  para  la  creación  de  sociedades  más  justa  y  lograr  un  mejor desarrollo humano (Rivera 2000).

Palabras finales

En el transcurso de este escrito hemos trabajado algunos de los elementos necesarios para desarrollar acciones que promuevan soluciones a las problemáticas ambientales. Sin duda hemos hablado sobre la necesidad de la educación y la participación, y también sobre la importancia de desarrollar una sociedad ecológica consiente de  las situaciones y problemáticas que nos aquejan en la actualidad. En especial se deja claro que las problemáticas ambientales son problemas sociales y que le corresponde a todos los actores de la sociedad participar en la busque de dichas problemáticas.  Como procesos para fomentar esa concienciación de la situación socio-ambiental que estamos enfrenando se propone a la educación y a la participación pública. Estos dos elementos combinados hacen que la búsqueda de alternativas se haga de una forma más inclusiva y duradera. Se estable a la educación como proceso de entender y adquirir nuevo conocimiento pero también como proceso de “darse cuenta”. Es decir ser conscientes de las situaciones y problemáticas que nos afectan como sociedad. Este puede ser el primer paso para comenzar un proceso de movilización y de acción social que incluya a todos los actores de la sociedad en la busque de soluciones viables.

Otro asunto que se discute es la participación pública como proceso de gestión y acción hacia el desarrollo e implantación de soluciones concretas de los problemas socio-ambientales. Se debe dejar claro que la participación pública tiene sus ventajas y desventajas, asunto que no se discute en este escrito. En general, los procesos participativos son procesos que toman mucho tiempo y que para que se desarrolle una confianza y estructura efectiva de trabajo toma un tiempo significativo.  En resumen, la educación y la participación pública son elementos esenciales para la solución de las problemáticas ambientales de hoy en día pero hay que estar conscientes de que no son los únicos.

Referencias

Ayales, Ivannia, 1991. Haciendo camino al andar: guía  metodológica para la acción comunitaria. Capitulo # 2, Planificación Participativa.

Castillero , Ef rain &  Patillo, Fidefigna, 2002.  Guía  didáctica para la planificación participativa comunitaria,  una  valiosa  herramienta  de  trabajo.  XXVIII  congreso  internacional  de  Ingeniería Sanitaria y Ambiental, Cancún México. 27 al 31 de octubre 2002.

López, Juana; Alonso, Manuela & Maldonado, Pedro. Proceso de planificación participativa como base para un manejo integral de los recursos naturales. Recuperado: http://www.uaemex.mx/Red_Ambientales/docs/congresos/…/MAV027.doc

Mayerfeld Bell, M. (2012).  An Invitation to Environmental Sociology.

(a) Chapter 1 – Environmental Problems and Society

(b) Chapter 10- Mobilizing the Ecological Society

(c)  Chapter 11- Governing the Ecological Society

Rivera,  Marcia (2000).  Tejiendo  fututo,  los  caminos  posibles  del  desarrollo  social.   Capítulo  5.  La participación: motor del desarrollo humano sostenible. Ediciones Puerto. San Juan, Puerto Rico.

Redes de Organizaciones de la Sociedad Civil y de Municipios para el desarrollo local

participativo y transparente (ROSCM). Planificación Participativa, programa de apoyo a las iniciativas ciudadanas. Módulo 1, unidad 1, págs. 9 – 13

El desparrame urbano por lo general lo definen como un desarrollo de baja densidad en las zonas urbanas y/o suburbanas (Western  Resource  Advocates  2003)

Comunes urbanos, Ciudadanía Insurgente, y Derecho a la Ciudad

«The commons represent both the natural systems (water, air, soil, forests, oceans, etc.) and the cultural patterns and traditions (intergenerational knowledge ranging from growing and preparing food, medicinal practice, arts, crafts, ceremonies, etc.) that are shared without cost by all members of the community. » Ecojustice Dictionary 2008

 

«The very notion of the commons implies a resource is owned, managed and used by community. A common embodies social relations based on interdependence and cooperation. There are clear rules and principles; there are systems of decision-making. Decisions are made jointly and democratically by members of the community.»          Vandana Shiva 2005

 

Hacia una definición de lo común

Los comunes se pueden comprender como aquellos recursos, ideas, o terrenos, etc. que no poseen ningún propietario en particular.  En esencia, todos y todas tienen el derecho de uso y disfrute de estos bienes comunes (Noterman 2015). Dentro de esta visión de lo común caben una diversidad de bienes que se pueden considerar bajo este paradigma, tales como, cooperativas de distribución de semillas, comunidades de programas abiertos, manejo colaborativo des bosques y/o tierras de cultivos, y las iniciativas de comida local, etc. (Bollier 2014).  En este corto escrito pretendo explorar algunas visiones de la definición de los comunes y su relación con los procesos de autogestión, ciudadanía insurgente y el derecho a la ciudad.

Ostrom (1990) establece una visión de los comunes definidos bajo el concepto de la gobernanza y manejo de los recursos (Caggiano & De Rosa 2015). Es decir, bajo el establecimiento de normas o reglas que permitan una gestión colaborativa de los recursos (Noterman 2015, patrick). En donde, un grupo de personas, por ejemplo, miembros de una comunidad de pescadores, se organizan y establecen sus normas para el uso y aprovechamiento del recurso disponible.  Contrastando la visión tradicional que los recursos comunes solo se pueden manejar por el estado o por el mercado a través de la propiedad privada (Soundaresan 2011). Esta es la visión tradicional de Hardin (1968), la cual expone que los grupos o personas particulares, debido a sus intereses personales, no pueden manejar el recurso común sustentablemente produciéndose el colapso o la conocida “tragedia de los comunes”.

Según Bresnihan y Bryne (2015) la visión de Ostrom se enfoca en la organización interna de los grupos o personas que utilizan el recurso, obviando en ocasiones las dinámicas capitalistas. A lo que presentan un nuevo enfoque de los comunes centrado en los modelos modernos del capitalismo.  Es decir, el surgimiento de los comunes se centra en la reproducción social (Bresnihan & Bryne 2015). Esto concurre con lo reportado en algunas investigaciones que hacen referencia a la existencia de varios elementos fuera de la economía política, que influyen en la forma en que los bienes comunes son manejados (Peluso 1992, García-López 2013 en Caggiano & De Rosa 2015). Es dentro este reglón que los procesos de autogestión, el derecho a la ciudad y la ciudadanía insurgente se relacionan con el surgimiento y gestión de los comunes.  Es debido a los procesos de auto organización que los grupos de interés establecen sus normas, que permiten el manejo sustentable de los comunes para el beneficio colectivo (Bollier 2014, Cooper et al. 2015). Muchos de los procesos de auto organización que se desarrollan en los tiempos presentes son productos de la urgencia de satisfacer ciertas necesidades humanas.  Una de estas necesidades es el derecho a la ciudad; un derecho humano reclamado por ciertos grupos de interés, especialmente comunidades marginalizadas, que buscan el desarrollo de una ciudad justa y accesible para todos y todas (Havey 2008, Bollier 2014). Comunidades limpias, acceso a sistemas de transportación y de espacios verdes o públicos en el ambiente urbano son algunos ejemplos de las luchas por conseguir el derecho a la ciudad.  El derecho a la ciudad fomenta el derecho a habitar en la ciudad, a participar y apropiarse de esta. Pero sobre todo el derecho a redefinir y producir la ciudad en sí misma (Vasudevan 2014). Por lo general, son los grupos insurgentes los que se encargan de luchar y reclamar el derecho a la ciudad. Grupos que responden a las políticas neoliberales organizándose y activando proyectos que proveen servicios y espacios de resguardo para los pobres en las ciudades (Miraftab 2009). Holston (2008) establece que las prácticas de la ciudadanía insurgente producen estabilidad en las relaciones estado-ciudadana, es decir, que aminoran las desigualdades producidas por el sistema (Holston 2008 en Miraftab 2009).  Estos procesos de autogestión, de reclamar los derechos a la ciudad y la ciudadanía insurgente, son elementos que fomentan la formación y/o gestión colaborativa de los comunes. Sundaresan (2011) concluye que los procesos de lucha en el surgimiento de los comunes también tienen sus influencias en la formación de las comunidades.

Conociendo las relaciones antes descritas podemos comprender que los comunes están asócialos a las acciones colectivas y a los movimientos sociales.  De Angelis expone una visión de estudiar los comunes desde sus relaciones con los movimientos sociales (Architektur 2010, Caggiano & De Rosa 2015). Es decir, estudiar los comunes desde la perspectiva de las relaciones y prácticas sociales. En resumen, De Angelis (Architektur 2010) presenta que la conceptualización de los comunes se compone de tres elementos: (1) todo bien común incluye el componente de gestión colaborativo de los recursos comunes (gobernanza), (2) que los comunes son creados y sostenidos por las comunidades, y (3) el proceso social que crea y reproduce a los comunes, es decir, las prácticas ciudadanas para tomar los asuntos pertinente a sus vidas bajo sus propias manos, por ejemplo, el reclamo a su derecho a la ciudad.

 

Los comunes urbanos: una nueva forma de pensar la ciudad

«Commons are not won over from the state. Entitlements perhaps, not commons. Commons are produced by the people who define their own relations in sharing resource.» De Angelis 2005

 

La ciudad en sí misma se puede pensar como un bien común. Las calles, las plazas, los parques, las áreas verdes, etc. son concebidos como comunes urbanos. No por su carácter de espacios y bienes públicos, sino, porque es en estos en donde se organizan y se levantan en lucha los grupos urbanos en contra de las políticas neoliberales que buscan agudizar la situación de la acumulación de recursos bajo el paradigma de la propiedad privada (Harvey 2008, 2012).  La acción de organizarse, participar y expresar opiniones formaliza los movimientos sociales urbanos, y a la misma vez va desarrollando los comunes urbanos.

Los comunes urbanos son creados y reproducidos por las acciones sociales en los entornos urbanos. Como dice Walljasper (2010) los comunes “surgen cada vez que una comunidad decide que está dispuesta a gestionar un recurso de manera colectiva, con especial atención al acceso equitativo y de uso sostenible” (en Radywyl & Biggs 2013). El modelo de comunes urbanos se relaciona directamente al elemento físico en la ciudad, especialmente a los espacios abiertos y públicos (Harvey 2012 & Sundaresan 2011). En esencia, el espacio público no es un común, se hace común por las acciones colectivas ocurridas en este espacio. Acciones que por lo general buscan reclamar o hacer valer sus derechos; como lo sería el derecho a la ciudad, el cual se concibe como uno de los principales comunes urbanos (Harvey 2008, Harvey 2012, Gidwani & Baviskar 2011).  La relación entre el espacio público o abierto, y la comunidad (sea geográfica o de práctica), hace que las trasformaciones urbanísticas tengan un efecto directo en cómo se crean y se definen los comunes urbanos. Es decir, que la implantación de políticas urbanas, que por lo general fomentan la exclusión social y territorial, hace que se produzcan diversos cambios en el ambiente urbano. Cambios que principalmente son de carácter físico-espacial y que afectan: (1) la producción del espacio público y de encuentro, y (2) a comunidades marginalizadas limitándoles su derecho a la ciudad. Las transformaciones urbanas promueven nuevas estructuras socio-culturales y nuevas configuraciones institucionales en la ciudad, desenlazando también la transformación de los comunes urbanos (Radywyl & Biggs 2013).

Ejemplificando los comunes urbanos podemos mencionar la agricultura de guerrilla. Un movimiento social que basa su motivación, entre otros elementos, en la calidad y la privatización de los espacios públicos o abiertos en la ciudad, y la accesibilidad de comida saludable. Grupos de vecinos o de interés se organizan y desarrollan proyectos que van desde simples jardines, hasta una estructura más formal parecida a los huertos comunitarios. Lo que caracteriza a estos movimientos son la defensa y reclamo de sus derechos urbanos, tales como, reclamos de accesibilidad, uso y disfrute de espacios abiertos, y la restauración y defensa de espacios vacantes en la ciudad. Dentro de este contexto de común urbano no se considera la tenencia de terreno como una limitación. Es decir, que en la constitución de un bien común urbano las acciones de manejo colectivo poseen mayor influencia que la tenencia del suelo (Coldin et al. 2013).

Por último, hemos hablado que los comunes urbanos se crean por los procesos colectivos que ocurren en las ciudades. Coldin et al. (2013) comenta que la emergencia de los comunes está íntimamente relacionada a los procesos de las crisis sociales y a los procesos de reorganizar la ciudad. Por ejemplo, el aumento de propiedades vacantes productos de la crisis económica y del mercado de los bienes raíces fomenta una situación de desplazamiento y abandono del entorno urbano. Es en esta situación que el desarrollo de nuevos comunes es de mayor pertinencia. Es bajo las respuestas de las políticas de mercado que los grupos urbanos se levanta, rescatan y defienden sus espacios urbanos para el bien de todos.  Por otro lado, el sostenimiento de los comunes urbanos, depende de la presencia de las acciones, del seguimiento y de repensar continuamente los procesos colectivos (Sundarresan 2011).  En resumen, lo comunes urbanos incrementan cuando las crisis aparecen y se sostienes por el interés común de mantener esos recursos en funcionamiento.

 

Los comunes urbanos y sus aportes a las transformaciones sociales

Las prácticas de creación de los comunes fomentan una serie de transformaciones socio-ambientales que aportan al desarrollo de comunidades habitables y sustentables. Los comunes, al considerase como relaciones sociales, son espacios de deliberación que influyen en los procesos locales de las ciudades, y fomentan la vida en comunidad, la cohesión social y el intercambio de conocimiento (Radywyl & Biggs 2013).  Por ejemplo, la participación en los huertos comunitarios puede desarrollar procesos de aprendizaje que sirvan para desarrollar acciones resilientes ante un posible colapso del sistema alimentario o alguna crisis ambiental (Barthel et al. 2013). Por otro lado, las interacciones sociales ocurridas en los comunes urbanos van creando valores y percepciones que están atadas a la formación de la identidad (Anguelovski 2013a). Esto atado a la superación de traumas socio-ambientales que es otro elemento que la literatura presenta como una de las transformaciones sociales. Por medio de la restauración de los comunes urbanos se van construyendo espacios de superación personal en donde las voces de todas las personas son escuchadas (Anguelovski 2013ª).

Los procesos de hacer los comunes en el ambiente urbano tienen el potencial de formar y reconstruir comunidades (Sundaresan 2011), especialmente aquellas que tienen algún grado de degradación ambiental y que luchan por resolver sus problemas de justicia ambiental ( Anguelovski 2013b). De igual manera, el participar en los proyectos de restauración ambiental puede fomentar el aprendizaje ecológico, lo cual fomenta el desarrollo de una sociedad ecología, conscientes de las problemáticas ambientales actuales (Mayerfeld Bell 2012).

Por último, los comunes representan cambios verdades para aquellos que buscan transformaciones en la forma de gobernar la ciudad. Los procesos de gobernanza democrática de los comunes pueden influenciar en la gestión de la ciudad y en el desarrollo de nuevas políticas socio-urbanísticas que sean más inclusivas (Bollier 2014). En conclusión, los cumes urbanos proveen espacios para repensar la ciudad y hacer de esta una más accesible y justa para todos y todas.

 

Referencias:

Architektur, A. (2010) On the Commons: A public interview with Massimo De Angelis and Stavros Stavrides. Journal #17.

Anguelovski, I. (2013a) From Environmental Trauma to Safe Haven: Place Attachment and Place Remaking in Three Marginalized Neighborhoods of Barcelona, Boston y la Havana. City & Community 12:3.

Anguelovski, I. (2013b) New Directions in Urban Environmental Justice: Rebuilding Community, Addressing Trauma, and Remaking Place. Journal of Planning Education and Research xx(x) 1-16.

Barthel, S., Parker, J. & Ernstson, H. (2013) Food and Green Space in Cities: A Resilience Lens on Gardens and Urban Environmental Movements. Urban Studies 1-18.

Bresnihan, P. & Byrne, M. (2015) Escape into the city: Everyday Practices of Commoning and the Production of Urban Space in Dublin. Antipode Vol. 47 No. 1.

Bollier, D. (2014) Global Citizenship: Plausible Fears and Necessary Dreams. Great Transition Initiative Toward A Transformative Vision and Praxis.

Caggio, M. & De Rosa, S. (2015) Social Econony as Antinote to Criminal Economy. How social cooperation in reclaiming commons in the context of campania’s environmental conflicts. The Open Journal of Sociopolitical Studies.

Colding, J., Barthel, S., Bendt, P., Snep, R. & Van der Knaap, W. (2013) Urban green commons: insights on the urban commons property system. Global Environmental Change xxx-xxx.

Cooper, E, Islam, S & Susskind, L. (2015) Emergence, Self-Organization and the Commons: Analyzing Complex Water Management Problems. Water Diplomacy.

Gidwan, V. & Baviskar, A, (2011) Urban Commons. Review of Urban Affairs vol XLVI No. 50.

Harvey, D. (2008) The Right to the city. New Left Review 53, September-October 2008.

Harvey, D. (2012) Cap. 3 La creación de bienes comunes urbanos en Ciudades rebeldes: Del derecho a la ciudad a la revolución urban

Mayerfeld Bell, M. (2012). Chapter 10- Mobilizing the Ecological Society.  An Invitation to Environmental Sociology. SAGE Publications, Los Angeles, California.

Miraftab, F. (2009) Insurgent Planning: Situating Radical Planning in the Global South. Planning Theory 8(1).

Noterman, E. (2015) Beyond Tragedy: Differential Commoning in a Manufactured Housing Cooperative. Antipode Vol. 00 No. 0.

Radywyl, N. & Biggs Che (2013) Reclaiming the commons for urban transformation. Journal of Cleaner Production 50, 159-170.

Sundaresan, J. (2011) Planning as communing: Transformation of a Bangalore Lake. Review of Urban Affairs Vol XLVI No. 50.

Vasudevan, A. (2014) The autonomous city: Towards a critical geography of occupation. Progress in Human Geography 1-22.

 

 

 

Política pública sobre Ambiente Urbano en el Municipio de San Juan, Puerto Rico: Un análisis desde la perspectiva de los espacios verdes en la ciudad.

Resumen

Históricamente los espacios verdes en la ciudad se han visualizado como elementos fundamentales en el desarrollo de los centros urbanos y en la formación de las sociedades (Rodríguez & Alarcón 2003). En la actualidad, debido a los procesos de expansión urbana y al aumento poblacional, los espacios verdes urbanos se han concebido como componentes principales en el desarrollo de ciudades justas y habitables (Register 2006). Comprendiendo la importancia que poseen los espacios verdes y públicos en el ambiente urbano de las ciudades se decidió hacer un análisis sobre la política de ambiente urbano que permea en el Municipio de San Juan, ciudad capital de Puerto Rico. En especial las visiones sobre los espacios verdes y públicos en la administración de la ciudad. Este trabajo se visualiza como uno exploratorio en el cual se utiliza una metodología de revisión documental. Entre los hallazgos preliminares figura el reconocimiento de la importancia de los espacios verdes a gran escala, como lo son los corredores verdes urbanos. Sin embargo, se documentó una falta de reconocimiento de los espacios verdes a escala vecinal. En general, no se otorga la importancia necesaria al rol social y funcionamiento ambiental de estos espacios en la ciudad. El énfasis de este estudio se centra en entender las visiones sobre los espacios públicos y verdes para poder desarrollar nuevas políticas públicas y programas de desarrollo urbano que promuevan una visión sistematizada en la planificación de los espacios verdes en la ciudad.

Vega-Fontanez, H. POLÍTICA PÚBLICA SOBRE AMBIENTE URBANO EN EL MUNICIPIO DE SAN JUAN, PUERTO RICO